Hace tan solo 17 años, se creía que el Lagarto Gigante de la Gomera se había extinguido. Sólo se tenía constancia de su existencia por los fósiles encontrados, que daban a conocer, que en el pasado existieron ejemplares de más de un metro de longitud y que vivían repartidos por la zona central e inferior de la isla de La Gomera.
En julio de 1999, un equipo de zoólogos de la Universidad de La Laguna, redescubrieron el Lagarto Gigante de La Gomera gracias a los testimonios de algunos vecinos de Valle Gran Rey, que aseguraban haberlos visto e incluso capturado.
El lagarto gigante de la Gomera (Gallotia bravoana) es un gran saurio, que puede llegar a medir entre cabeza y cuerpo 1,90 m. Esta especie, es endémica de la isla de la Gomera y su nombre científico científico se debe al paleontólogo y geólogo canario Telesforo Bravo.
Su apacible existencia se vio alterada por la llegada del hombre hace aproximadamente 3.000 años y, sobre todo de los colonos europeos a partir del S.XV. La presencia humana, produjo un fuerte impacto en el territorio, desapareciendo bosques de dragos, pinares, almácigos, cardenales… Además de la desforestación, también contribuyó a su declive y casi desaparición, la introducción de la cabra, la oveja, el cerdo, ratas, perros y gatos. Todo ello, los ha llevado a refugiarse podríamos decir casi a esconderse en barrancos y acantilados de difícil acceso.
Su mayor amenaza son los animales introducidos por el hombre. Los gatos, (y en concreto el gato cimarrón) han sido y siguen siendo, los principales depredadores del lagarto gigante, ya que éste, por su tamaño y la lentitud de sus movimientos, lo convierten en una presa fácil.
Las ratas, pueden comer los huevos y destrozar las puestas al desenterrarlas y las cabras a veces, pueden ser otro depredador peligroso para el lagarto gigante, especialmente en periodos de sequía o de escasez de recursos.
Actualmente existen dos poblaciones, una en el Centro de Recuperación del Lagarto Gigante de la Gomera (donde se cría en cautividad) y la otra en su hábitat natural en el risco de la Mérica, ambos situados en el municipio de Valle Gran Rey. Hoy en día, podemos afirmar, que el futuro de esta especie es mucho más esperanzador que hace unos años, aunque sigue siendo una de las especies más amenazadas del mundo.