La artesanía de La Gomera sobrevive al tiempo

Junto al Silbo gomero, la artesanía es uno de los muchos tesoros que se encuentran ocultos en la isla. 

Surgió en el pasado como una forma de cubrir las necesidades de los habitantes de La Gomera, utilizando para ello las materias primas que obtenían del propio medio.

Piezas únicas de materiales naturales


Una de las grandes riquezas que ofrece la isla de La Gomera es su artesanía, que se caracteriza por su tradición, utilidad y diversidad. 

Entre sus modalidades destaca la cerámica, elaborada con barro arena y almagre, utilizando como única herramienta las manos de los artesanos, lo que convierte a cada pieza en única.

También se trabajan otros tipos de materia prima como la madera, y con ella se elaboran las conocidas chácaras y morteras y otros utensilios decorativos.

Los vegetales se utilizan en la artesanía gomera para fabricar cestos, bolsos o sombreros.
Especial mención merecen también el uso de los telares en los que se elaboran hermosas traperas, colchas, mantas, alfombras y alforjas, utilizando tiras de trapos viejos e hilos de algodón.

Una tradición que se mantiene


Lo que en el último tercio del siglo XX eran oficios, hoy enamora a los visitantes de la isla.

La artesanía es una cultura muy peculiar convertida en reclamo turístico que se nutre de los elementos naturales de la propia tierra para darles forma con las manos. Una tradición que se extiende desde los primeros pobladores de La Gomera hasta nuestros días.

El trabajo de los artesanos es el vivo reflejo de aquellos que todavía luchan por mantener viva la artesanía en La Gomera. Gentes afables que siempre tienen sus puertas abiertas para mostrar a los más curiosos, los secretos de su labor cotidiana.

Conservar la artesanía gomera


Pese a las nuevas modernidades, los pacientes artesanos de Chipude o El Cercado (y tantos otros pueblos), siguen transformando el barro en vasijas o la madera en bonitos juguetes para mantener viva esta tradición.

Muchos de los que hoy ocupan su tiempo en ello son autodidactas que han trazado su propio camino, manteniendo algunas enseñanzas del pasado: siguen sin utilizar tornos y dependen de los hornos para secar el barro.

Este característico color marrón tras salir del horno, que a veces deja efímeros restos rojizos en tus manos, es el sello de garantía de que te llevas contigo una auténtica pieza de artesanía gomera. Porque de las manos de un artesano de La Gomera no salen dos creaciones iguales.

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