Si te apasiona el mar y los cetáceos, no puedes dejar de visitar La Gomera. Tanto sus aguas que permanecen en calma durante la mayor parte del año como a la situación de este enclave (a sotavento de los vientos alisios) y las particularidades del relieve de la isla, dan lugar, a una alta densidad de fitoplancton y zooplancton, y de sus consumidores primarios, que son presas a su vez, de los cetáceos.
Concretamente, en la Costa suroeste de la Isla, existe una zona ideal para la observación de cetáceos: la franja marina Santiago-Valle Gran Rey,
Esta zona, que cuenta con una superficie de 13.139,09 hectáreas, es un lugar de interés comunitario y forma parte de la red Natura 2000 (la red de espacios naturales europea cuyo objetivo es la conservación de los hábitats naturales y de las especies más amenazadas de Europa).
En este emplazamiento, podemos encontrar 21 de las 26 especies de cetáceos citadas en las islas Canarias, contando por tanto, con la mayor diversidad de cetáceos de la Unión Europea en relación a su superficie.
Entre las especies de cetáceos que podemos observar en esta zona, se encuentra el rorcual azul o ballena azul (Balaenoptera musculus). La ballena azul, pertenece a la familia de los rorcuales, familia que también incluye a la ballena jorobada, al rorcual común, el rorcual de Bryde, ballena sei y la ballena minke.
Habitan en todos los océanos del mundo y realizan largas migraciones a aguas tropicales durante los meses de invierno para aparearse y dar a luz a sus crías. Se piensa, que utiliza el archipiélago en su migración hacia el norte en primavera, y de regreso a aguas tropicales en otoño.
En cuanto a su longitud, las ballenas azules del hemisferio sur alcanzan una longitud de 27 a 30 metros y las del hemisferio norte suelen ser más pequeñas, entre los 23 y los 24.5 metros. Su peso, suele oscilar entre 100 toneladas y 150 toneladas, siendo las hembras más grandes que los machos, Se alimenta casi exclusivamente de pequeños seres, como los eufáusidos o el krill.
En verano la ballena azul se “atiborra” de alimento, consumiendo la asombrosa cantidad de 4 toneladas cada día, lo que supone comerse hasta 40 millones de krill en una jornada. En esta tarea, se sirve de sus 260 a 400 flecos o barbas superpuestas (compuestas de queratina) que cuelgan a cada lado de la mandíbula superior y que utilizan para filtrar el agua cargada de krill. Estas barbas sustituyen a los dientes, de los que carece.
A pesar de que pueden encontrarse solos o en pequeños grupos, es más común ver a las ballenas azules en parejas. Son nadadores rápidos capaces de alcanzar las 30 millas por hora (unos 48,3 km/h) cuando se sienten amenazados, pero su velocidad habitual de crucero es de 19,3 km/h.
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