Se acerca el invierno, los días se acortan, pero el maravilloso clima de La Gomera, uno de los más mejores del mundo, nos permite recorrer todo el año, sus bellos parajes.
Aprovecha para llenar tus pulmones de aire puro, oxigenar tu cuerpo y relajarte, pasando de un paisaje a otro y dejando que la naturaleza te envuelva poco a poco todos tus sentidos.
Con este objetivo, hoy te proponemos dar un paseo por un paisaje donde predominan fuertes pendientes, acantilados y barrancos cincelados por el agua y el viento, el Parque Rural de Valle Gran Rey.
Un espacio natural protegido, ubicado en el suroeste de la isla colombina, entre los municipios de Valle Gran Rey y Vallehermoso en torno a los barrancos de Valle Gran Rey y Argaga, dos de los más imponentes de toda la isla. Al norte, limita con el Monumento Natural del Lomo del Carretón, un acantilado que se sitúa entre los 500 y 900 metros de altura aproximadamente, sobre el valle de Taguluche y el de Alojera.
Presenta una gran diversidad natural, profundos barrancos salpicados de palmeras, manantiales o riscos escarpados que contrastan con fértiles valles. Y es precisamente, en estos valles, donde se asientan pequeños caseríos como Los Granados, La Vizcaína, Lomo del Balo o el Retamal, que dan lugar a un curioso paisaje rural, donde predominan los bancales o terrazas de cultivos escalonadas y la arquitectura tradicional canaria, contrastando con la naturaleza casi salvaje que les rodea.
Dentro de este hermoso espacio se encuentran diversos lugares de interés científico como los Macizos de Mérica, último refugio del Lagarto Gigante de la Gomera (Gallotia bravoana) los Acantilados de Argaga, o el Charco del Cieno, uno de los mejores humedales que perduran en la isla de la Gomera y pese a sus reducidas dimensiones es uno de los pocos saladares naturales que quedan en Canarias.
En el Risco de la Mérica y sus alrededores, se localizan unos pocos ejemplares del Lagarto Gigante de la Gomera en libertad, que fue redescubierto en 1999, en la base del los acantilados de la Mérica, concretamente en la zona de Quiebracanillas. En este lugar, se ha levantado un centro de recuperación para evitar la extinción de este fabuloso animal, que se puede visitar con cita previa.
Al ocupar casi 2000 hectáreas, y extenderse desde el nivel del mar hasta los 1000 metros de altitud, en este parque encontramos una vegetación muy heterogénea.
En las zonas altas, sabinas y retamas, por debajo cardones y tabaibas, junto a plantas halófilas (que crecen en suelos salinos) y en los acantilados, una flora endémica de alto valor botánico, con especies en peligro, tales como centauras o siemprevivas.
El Parque, es también, un importante lugar de paso para las aves migratorias y acuáticas. En los acantilados de Argaga, podrás disfrutar de las pardelas chicas, charranes, paíños o petreles de Bulwer.
Existen varios senderos que recorren este interesante espacio, de geología y fauna singular y cultivos tradicionales. Puedes elegir uno de ellos como tu próximo sendero a recorrer en La Gomera.