El lagarto gomero, es uno más de los innumerables atractivos de la isla de La Gomera. Hace tan solo unos años se creía que este lagarto gigante se había extinguido, y solo se tenía constancia de él por los fósiles encontrados. Estos fósiles aportaban información importante sobre este animal, como por ejemplo que en el pasado existieron ejemplares de más de un metro de largo.
Sin embargo, en el año 1999, un equipo de zoólogos de la Universidad de La Laguna, “volvieron a descubrir” el lagarto gigante de La Gomera, gracias a los testimonios de algunos vecinos de Valle Gran Rey que aseguraban con toda certeza que habían visto ejemplares, incluso que habían capturado algunos de ellos.
Tras la “recuperación” de la especie y desde que se iniciaron las labores de salvamento de este reptil, la cifra de lagartos criados en cautividad ha aumentado hasta unos 400 ejemplares, y no solo eso, sino que se cree que también hay unos 300 que viven en su hábitat natural, en Valle Gran Rey, según el censo realizado en el año 2009. Por tanto, la situación del lagarto gomero es ahora más esperanzadora.
Existen datos que confirman que en el archipiélago hubo lagartos gigantes en todas las islas, pero en la actualidad sólo hay ejemplares vivos en El Hierro, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria, siendo el lagarto gomero el único de todos ellos en peligro de extinción a pesar de la cantidad de ejemplares que viven en cautividad y en su propio hábitat.
El lagarto gigante de La Gomera (Gallotia bravoana) es un gran saurio, pudiendo llegar a medir casi medio metro de longitud hocico-cloaca (LHC). Esta especie, es endémica de la isla de La Gomera y su nombre científico se debe al paleontólogo y geólogo canario Telesforo Bravo.
Este reptil se caracteriza por tener una cabeza robusta y su coloración es pardo-negruzca, con una serie de ocelos azules en cada costado, mientras que la parte inferior de las patas y el vientre son blanquecinos.
Su apacible existencia se vio alterada por la llegada del hombre hace aproximadamente 3.000 años y, sobre todo de los colonos europeos a partir del S.XV. La presencia humana, produjo un fuerte impacto en el territorio, desapareciendo bosques de dragos, pinares, almácigos, cardenales… Además de la desforestación, también contribuyó a su declive y casi desaparición, la introducción de la cabra, la oveja, el cerdo, ratas, perros y gatos. Todo ello, los ha llevado a refugiarse podríamos decir casi a esconderse en barrancos y acantilados de difícil acceso.
La mayor amenaza de este lagarto son los animales introducidos por el hombre. Los gatos, (y en concreto el gato cimarrón) han sido y siguen siendo, los principales depredadores del lagarto gigante, ya que éste, por su tamaño y la lentitud de sus movimientos, lo convierten en una presa fácil.
Otra amenaza a la que se enfrentan, son las ratas, que pueden comerse los huevos y destrozar las puestas al desenterrarlas, incluso las cabras a veces, pueden ser otro depredador peligroso para el lagarto gigante, especialmente en periodos de sequía o de escasez de recursos.
Actualmente existen dos poblaciones, una en el Centro de Recuperación del Lagarto Gigante de La Gomera (donde se cría en cautividad) y la otra en su hábitat natural en el risco de La Merica, ambos situados en el municipio de Valle Gran Rey. Hoy en día, podemos afirmar, que el futuro de esta especie es mucho más esperanzador que hace unos años, aunque sigue siendo una de las especies más amenazadas del mundo.